Por ejemplo, con una pregunta:
¿Cuantos surfers del área de Barcelona hacen falta para saturar una ola?
...
...
tic tac tic tac tic tac
...
...
¿no? Venga, que es fácil.
...
...
Respuesta: solo uno, siempre que tenga teléfono móvil.
Y es que es así, y que se moleste quién quiera. Antes, cuando un surfer llegaba al spot elegido y veía olas, invariablemente su primer acto reflejo era correr nervioso hacia su vehículo para cambiarse cuanto antes y tirarse al agua.
Ahora ya no. Lo he visto infinidad de veces mientras me cambiaba: gente que llega, vé el mar, e inmediatamente se le va la mano al bolsillo para agarrar el telefonillo y ponerse a llamar y/o eseemeesear con el parte.
Y claro, el desarrollo de esos mensajes y llamadas es exponencial, y al rato está aquello que no se cabe, como siempre.
Ahora mismo (otro día lo haré, pero ahora no) no voy a hacer ningún alegato sobre lo bonita que era la incertidumbre en comparación con el exceso de comodidad actual. Aunque entonces no me lo pareciera -hay que ser justos-, ahora recuerdo con tanto cariño aquellas frías mañanas de domingo invernal, antes del boom tecnológico, perdidas buscando olas y encontrando platazos como los madrugones que acababan en sesión. Era divertido. Curtía. Y fomentaba la amistad con los que te encontrabas por aquí y por allá buscando como tú y con los que acababas desayunando y poniendo a parir al **** Mediterráneo. Pero creo que aún así fortalecía el amor y el deseo por el surf. Y, por supuesto, incrementaba el disfrute de las sesiones, cuando las había.
Ahora casi nadie sale de la cama si no ve en la webcam que al menos está entrando medio metro o le llama un amigo madrugador. Eso sí, en ése momento la cosa se convierte en la marabunta, cientos de surfers corriendo a la vez..
Pero vamos, que como no quiero parecer un vejestorio quejándome de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y dando por sentado que las tecnologías de la comunicación tienen alguna que otra ventaja para el surf, dejo aquí la reflexión general y bajo al detalle ejemplificador, limitándome a contar un hecho de que fuí testigo este otoño pasado. No sé si es muy habitual o no, pero yo ni lo había visto antes ni –por suerte- lo he vuelto a ver después. Y, como digo, es bastante ejemplificador. Para mal, pero ejemplificador.
Estaba yo saliendo de mi sesión, soltando el leash de la pierna y empezando a liarlo a la tabla cuando veo que a un surfer que estaba por las orilleras parece como si le hubiera dado un yuyu. Me refiero a que hizo como un gesto brusco mientras estaba sentado en la tabla. Inmediatamente, coge una espuma lamentable que le venía en ese instante, sale tumbado con ella y se va esprintando hacia la arena. Yo, claro, me lo quedé mirando, porque no dejaba de ser una reacción curiosa.
Pues bien, al llegar a la arena va el hombre, se estira del cuello el traje y extrae algo que llevaba colgando dentro, como una funda impermeable de pequeño tamaño. La abre... y saca un móvil y contesta la llamada.
A mi, más que sorprenderme, me deprimió un poco, qué quieren que les diga.
Puede que fuera alguien que por su trabajo necesite estar en contacto permanente con la oficina y ni así quisiera renunciar al baño. O incluso alguien con un problema familiar serio de cuya resolución quisiera tener información al momento. En ese caso hasta sería disculpable. Pero aún así me parece ya una pérdida absoluta de la esencia. ¿Qué se ha hecho del derecho a estar incomunicado? ¿Qué de la privacidad y la soledad? ¿Dónde quedó aquella afirmación de “lo bonito del surf es que alejas las cuestiones del día a día y estás sólo con el mar”?
En fín, surferín, que espero que no se popularice lo de llevar el móvil al surf, porque lo que nos faltaría aquí, con estos spots tan vacíos que tenemos, es ir a coger una ola y tener que pegarle un grito a uno que está en la trayectoria flotando despistado en su tabla diciéndole a su novia por el móvil que sí, cariño, que yo también te quiero, tonta, aunque esté aquí un sábado por la mañana haciendo surf en lugar de ir de compras contigo... espera, te dejo, que viene un longboarder con cara de mala folla...
Por cierto, que como cuando se contesta al móvil siempre te preguntan “¿dónde estás?” (nota del autor: y a tí que **** te importa... ¿Quieres hablar conmigo o saber qué hago con mi vida?), me hubiera gustado saber lo que dijo el surfer del móvil. Ná, aquí, en el pico, pillando un rato.
En fín -otra vez-, suspiro...
(Nota: aunque no tenga fines lucrativos, me temo que es posible que este post vulnere algún que otro derecho de autor. Si un día se encuentran el blog cerrado, ya saben, hablen con el de la última foto, que es el inventor del Iphone)
9 comentarios:
yo nunca lo he visto pero tengo una conocida que de vez en cuando y para baños apurados de tiempo y entre horas de trabajo, no le queda mas remedio que llevarselo.... a mi algun dia de "mucho" mar y que las cosas se complican no me hubiera importado tenerlo jajaja
liborio
Un amigueta viene al agua con el de vez en cuando.
Trabaja en el servicio municipal de aguas, y cuando le toca guardia, tiene que estar ''operativo'' 24 horas, por si le toca atender alguna averia.
A mi me hace gracia, y me resulta chocante vere alli flotando con su funda impermeable, pero a el, le salva bastantes baños, que de otra manera no podria darse.
Un Saludo.
Siendo así... :0)
¡Joder! Yo nunca he visto eso. Lo más fuerte que he visto es a alguien con un mp3 de esos impermeables de brazo... y ya me pareció la gilipollez suprema. ¿Hay mejor música que las olas?
Força fort tot plegat.
El que hem resuta més curiós, però, és que allà ón més es veuen aquesta serie de coses es precissament ... al Mediterrani.
A modus d'anecdota personal, una nit de borratxera (d'aquelles de sinceritat absoulta) un local i amic de Zarautz em diguè: "los catalanes no teneis ni puta idea de surf, pero en todas las gilipollas que lo rodean, sois los mejores".
Llarga-ampla-i-dura.
Vaya, veo que hay posiciones encontradas: quien lo ve normal y quien lo ve raro. En un privado me han cntado eso de las fundas para el ipod, lo cual sí, parece una pijada bastante seria.
Sobre lo del zarautztarra, ese cmentario en diferentes versiones ya lo he escuchado varias veces. Afortunadamente, lo que ya empieza a dejar de ser verdad es la primera parte de la frase... :0)
Joder, me he sentido identificado... a mi lo del móvil me toca los cojones. Un par de ejemplos.
Paso un día buscando el mejor pico haciendome la tirada de kilometros (Más de 150), pegandome el madrugon de la hostia, llego al final a una izquierda de roca que hacia años que no rompia (a 2 km de mi casa, solía ir andando a surfear allí), ve mi coche un panolis que se dedica a vender material y poco a surfear, a la hora, aparecen como 10 "clientes" suyos en el agua.
A mi no me molestan, todos somos colegas, pero joder, si no llega a ver mi coche ni se molesta en ir a mirar. Lo mejor de todo es que el menda ni se metió al agua.
Otro ejemplo: Madrugon, voy con un colega a una playa archiconocida (pero también con una kilometrada para ir allí). Un bañazo de la hostia, solo 3 o 4 en el pico. Hago unas fotos y las pongo en el blog. Entonces la peña me dice: "eres un mierda, anda que has llamao..."
QUE LES FOLLEN A TODOS!!!
VIVA EL INVIERNO!!!
Awakate, lo de tu último párrafo es tristemente habitual. Yo, como madrugador impenitente, actúo como avisador -para un círculo reducido, eso sí-. Pero es que si no lo hago, seguro que oía cosas parecidas a la que dices... :0) Que por aquí hay gente para la que una "early morning session" empieza como pronto a las 12, con suerte.
Jejeje...
Yo es que si madrugo tambien es para darme un bañazo con pocas personas y sin viento!!! O vient off.
Bueno, lo más increible que he visto yo con lo del movil, fue en El Palmar. Unas olas buenisimas, y va un gaditano y se saca el movil del neopreno o el bañador y dice: Pisha!!! Ente pa'ca que hay unas olillas cojonudas!!! .... me izo gracia... pero es que en el agua eramos unos cuantos...
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