MEDIOMETRISMO: SURF EN LA COSTA CENTRAL CATALANA

Un relato gráfico y comentado sobre olas pequeñas, swells escasos y gente que hace del medio metro una forma de vida. Algunos, hasta lo convierten en una forma de expresión personal.

Y es que en realidad, si de lo que se trata es de disfrutar de la vida y el mar... ¿para qué necesitamos más tamaño?

lunes, 29 de septiembre de 2008

QUÉ MONOS, ESTOS MEDIOMETRISTAS...

Y con qué poco nos conformamos...

El -llamémosle así- swell de ayer al sur de la ciudad (todas las fotos por N. Perdigó).

Un cálido solecito, un swell tamaño Noosa, Malibú o Waikiki, (sólo que sin ni una sola del resto de condiciones que hacen legendarios esos lugares), viento cero y hala, allá que nos vamos de barbacoa, triscando, saltando y coreando canciones de amor, compañía y alegría de vivir, todos a una. Bueno, todos no: algunos, habiendo sucumbido a las tentaciones de la noche, llegaron a la playa a la hora de comer. Si es que todo no puede ser, os lo tengo dicho.

Es difícil llamarle a esto de las fotos siquiera mediometrismo, pero miren, para tres horas y cuarto de agua que me dió. Conformista, optimista o resignado que es uno, según prefieran. ¿O qué mejor opción hay si no un domingo por la mañana? Nada, ninguna. Además, como en días así el esfuerzo es mínimo, pues dále que te pego, rema y rema y vuelve a remar.

Angela pensando que ya le gustaría ver a Kassia Meador con estas olas...

Y así, como se vé en las imágenes, transcurrió un día más del auténtico surf catalán, ése que en otros lugares ni siquiera llaman surf y que por aquí es de lo que disponemos más habitualmente.

Quizá debería haber bautizado el blog como “cuartometrismo”, pero tantas piedras contra el tejado de uno al final acaban abollándolo. Y no es plan, que tampoco lo pasamos tan mal; en realidad, si las olas te llevan, es surf.

Jordi V. con la Styling 9'4". A observar la extraña estela: o ha conseguido el mini reentry más cerrado de la historia del surf o la hidrodinámica es una ciencia que aún no comprendemos bien.

Se echaron unas risas, se puso la habitual cara de “pero si es que ya os lo decimos siempre” ante la frustración de algunos tablacorteros empeñados en creer que podían coger esas olas con sus microtablas, se mantuvo el colorcito del bronceado estival y se vieron tablas raras.

Esto último va por la nueva The Greek modelo Style Master 9’ de epoxy de Raul Ayas: era para verla, llega a ser un poco más cabezona y la hacen con forma de espermatozoide. Eso sí, lo contento que anda el chaval y lo magnífica que dice que es para noseridear. Esta es, en concreto (en vivo resulta mucho más curiosa que en la foto):

la Style Master by The Greek

surfboards by The Greek

Según la web, gira en una uña. Desconfío yo mucho del tamaño que debe tener esa uña...

Raúl con la The Greek: aunque no quepa, yo me entubo que para eso soy local...

Pues ya lo ven, resumiendo, que así pasa una mañana soleada de otoño un buen mediometrista. No me dirán que no apetece...

Por cierto, según nuestros ilustres meteorólogos televisivos locales, este swell debería haber sido en realidad una levantada (para lectores foráneos, marejada de viento de Levante, no es que nos levantemos todos o algo...) con olas de al menos un metro. Están que se salen, de precisión. Para qué vean qué duro es ser surfer aquí; si ya lo dice mi madre, que a ella no le gusta esperar el metro, que tarda mucho... (y perdonen el horrible chascarrillo) .

Agradecimientos finales: “Mediometrismo” agradece a la costilla de Norman el hecho de mantenerlo fuera del agua un ratito y así -aparte de quedar más olas para los demás- poder disfrutar de sus fotos, amablemente cedidas para el blog por el dueño de la costilla.

jueves, 25 de septiembre de 2008

MANIOBRAS LOCALES (III): el "pato con arrastre y recogida"

Con un 80% de nuestros nuevos surfistas siendo al surf lo que los domingueros a la conducción o José Luis Garci al buen cine -no se me enfade nadie, todos hemos sido novatos- el mediometrismo mediterráneo da para anécdotas varias.

Anécdotas, por cierto, cuyos protagonistas no siempre pueden ampararse en el desconocimiento o la falta de práctica ya que, siendo cierto que hace años no había referentes ni gente de la cual aprender, hoy se ve suficiente nivel en el agua, hay internet y existen surfers educados y amables –en serio, hay algunos- a los que preguntar antes de refugiarse en el manido “es que no sabía que...”.

En fin, que la nostalgia barcelonetera del post anterior me ha recordado un curioso hecho del que fui co-protagonista allí tiempo ha y que ilustra un vicio demasiado habitual por aquí para pasar las espumas: el pato con arrastre y recogida.









Aquí una buena técnica de pato en un pico crowded (foto: flickr.com/cruadin)

Es decir, el surfer hace el pato, pero sin la tabla, que queda a merced de la espuma y es recuperada después, preferentemente tirando del invento como quien saca agua del cubo de un pozo.

Lástima que alguno de sus practicantes se olvide de que el invento puede llegar casi a los tres metros, en el caso de los tablones. Y claro, en días pequeños no pasa nada, pero en días serios es otra cosa y se convierte en una actitud peligrosa.

Esto viene a cuento de una vez que estaba remontando en una Barceloneta grande y cerrona –o sea, una Barceloneta típica- cuando aprecié que uno que remontaba delante parecía tener ciertas dificultades técnicas. No me había dado tiempo de desviarme para evitar quedar justo y peligrosamente detrás suyo cuando -como no podía ser de otra forma, querido Murphy- se levanta el olón del día. En estas que cuando le toca pasarla, el buen hombre va y -sin siquiera mirar atrás- suelta la tabla y se sumerge en perfecto pato. Sin tabla. No me vino del todo de sorpresa, pero el acojone fue serio: solté a mi vez mi tablón (con la diferencia de que yo ya sabía que no tenía a nadie detrás), me sumergí como pude con las manos protegiéndome la cabeza y pasé un par o tres de segundos tensos esperando a ver dónde me daba el golpe y si una quilla me afeitaba la oreja derecha o la izquierda.

















Aquí la misma técnica de la primera foto en versión mediterránea, aplicada literalmente.
También se la conoce como "variante del pato rígido" (Fotos de Jordi en surfbcn.com)

Por suerte, no ocurrió nada. Pero lo mejor vino cuando, al salir y recolocarme, le digo al hombre, (con no demasiado mal tono, sino más bien pedagógicamente)
-
“Oye, ¡ten un poco de cuidado!” (También puede ser que le dijera que si no sabía remontar no se metiera en días grandes, pero en tal caso sería igualmente de forma educada... :0).

Lo mejor fue la respuesta, que esa sí que no se me ha olvidado: el hombre encima se ofende y todo indignado me suelta:

- “¿¡Qué pasa, es que tú no sueltas la tabla para pasar las espumas?!”

(Momento de reflexión y asombrado silencio....)

¿Ein? Hombre, pues no, la verdad. O al menos intento no hacerlo... a menos que la fuerza de la espuma me la quite de las manos desde que me ha dado por pasarlas por encima a lo longboarder pro, que uno se va haciendo mayor y los hombros no son lo que eran.

Pero, en vista de la respuesta, adopté un gesto resignado, me imbuí de actitud zen y continué remontando sin más comentarios, ya que estaba claro que me encontraba inmerso en una situación en la que aplicar la gran enseñanza que mi padre nos dejó a mi hérmano y a mí: “Vale más callar” (bueno, al principio decía “vale más quedar callao”, que para eso era gallego).

Y me callé. O me quedé callao, como prefieran.

Y aprendí otra valiosa lección: nadie nace enseñado, pero sólo se puede enseñar al que tiene ganas de aprender.

Lección, por otro lado, que como casi todas las que he aprendido no parece haberme servido de demasiado en la vida...

Aún hoy es muy frecuente -incluso más que antes, diría- observar ese bonito tipo de pato en nuestras playas, aunque quiero creer que no es por dejadez sino por falta de práctica. Así que ya lo saben, cuando esté la cosa un poco grande, hagan como decía el Capitán Furillo en "Hill Street blues" ("Canción triste de Hill Street"): tengan cuidado ahí afuera.

Ah, en previsión de posibles mensajes indignados, que sí, que vale, que todos lo hemos hecho alguna vez, por cansancio o lo que sea, yo el primero... pero recuerden que NO SE DEBE HACER y que si lo hacen siempre hay que mirar antes hacia atrás. Y recuerden también que este blog tiene mucho más de coña y menos de crítica seria de lo que pueda parecer.

viernes, 19 de septiembre de 2008

AQUELLA BARCELONETA...

De Barcelonetas, cada surfer local ha tenido la suya propia.

La mía ha sido la de aquel atardecer cuando el reflejo dorado del sol poniente sobre una larga y rápida izquierda me hizo olvidar para siempre los remordimientos de haberme escapado antes del trabajo. Lo primero es lo primero.

La de aquellas mañanas de fin de semana invernal frías y lluviosas, en una de las cuales un conductor de autobús detuvo el vehículo mientras me cambiaba sólo para decirme “Nene, ¿pero te vas a meter con la que está cayendo?”.

La de cuando todavía se podía aparcar tranquilamente en fila, ni siquiera en batería, y no había peligro de que te encontraras los cristales rotos al volver.

La de la poca gente y el pico del club aún activo, con aquel veterano pintor argentino -Mario, creo recordar que se llamaba- surfeándolo a pelo en pleno diciembre...

La de los cerrotes del pico junto al Hospital del Mar (al que pertenecen las fotos) y la nariz -la mía, no la del long- astillada al aterrizar un floater en una de sus orilleras criminales, rebotarme el tablón y darme con el canto en la cara. Fue un espectáculo, porque era verano, pasó justo enfrente de la Cruz Roja y yo salí directamente del agua, muy digno, con toda la tabla amarilla empapada de la sangre que me chorreaba...

La de la Quinta Galería, así llamada en homenaje a la cárcel Modelo la gente que se apoyaba a mirar en las viejas y herrumbrosas barandillas del Paseo.

Como ola urbana, se saturó la primera con el boom, y yo dejé de ir tan a menudo; y ya definitivamente cuando marché del centro de Barcelona. Hoy todos conocen el estado de la Barceloneta, la inútil lucha por salvarla apareció en muchos periódicos y programas de tv y repetidamente en las revistas y foros de surf.

Desde aquí recuerdo y homenajeo a una ola amada y odiada a partes iguales -especialmente por los tabloneros que la sufríamos- , la que fue la ola con más potencial, potencia y mala leche de la costa central catalana, recuperando unas fotos de uno de nuestros fotógrafos de surf pioneros, Marc Gassó. (Por cierto...¿alguien sabe qué fue de él?) Las fotos aún no son históricas, pero van teniendo ya cierto aroma retro; son del año 2001.

En la primera, que es un fotón, aparece Toni Triguero, al que muchos habréis leído y visto sus fotos en revistas de surf, con su antigua y amada Zips. Entonces era local de la Barceloneta, que para éso vivía allí. Para mí que ese día, cuando le cayó ese labio encima -porque seguro que le cayó, la Barceloneta no dejaba salir casi nunca-, fue cuando debió acuñar mentalmente la futura frase que hoy ilustra la portada de este blog, decidió que ya no volvería a entrar en olas que superaran su hombro y comenzó a llamar a su 9'4" "mi tabla corta". Y es que yo le he visto en el agua hasta con un 10'7". Y hablamos de long, no de SUP.

La segunda es mía, otra vez con el Robert August. Aunque parece como que esté iniciando un modesto crosstepping a la espera de que abra la pared, lo interesante es la posición de mis brazos que –para jocosa delicia de algunos de los lectores de este blog- ilustra perfectamente por qué tengo una tabla llamada Le Croissant... De todas formas, la ola a fijarse en esa imagen es la del segundo plano, bastante representativa de lo que era un take-off (de los sencillitos) en el pico del Hospital del Mar.










Y la tercera es de un día facilito y Andrea Cerutti, entonces también local de allí (y aún ahora, aunque menos). Quizá, si la memoria no me falla, de los surfers que actualmente se meten aún cada día que hay olas, sea el que más tiempo lleva haciendo surf.

Por cierto, la Barceloneta también era capaz de dar más de un día de gloria mediometrera y soleada; pero ésa jamás ha sido la auténtica Barceloneta.

Descanse en paz.

martes, 16 de septiembre de 2008

ESPECIES AUTÓCTONAS (III): LOS MUNDOS DE YUPI

Bueno, me permitirán –espero- un pequeño desahogo de veterano pseudoamargado. Verán, ya van ocho días seguidos de plato (y los que nos quedan) y volver a trabajar, cuando tu trabajo no te gusta y sólo lo haces por dinero, no es el aliciente más motivador del mundo. (Incidentalmente: no acabo de entender cómo durante las vacaciones siempre pienso convencido que ya nunca volveré a trabajar, si llevo 17 años volviendo). En fin, que no tengo ganas de escribir un post optimista y alegre así que por una vez dejaré de lado mi habitual simpatía y positivismo (:0)))))))))))))))))))))) y escribiré sobre una de las pocas cosas que no me gustan del mediometrismo.

A lo que iba. Que hoy me gustaría hablar de los Mundos de Yupi surferos. Por supuesto, sin dar nombres ni ponerles caras (además, es que hay demasiados habitantes de esos mundos en nuestras playas...) y, aunque pueda no parecerlo en algún momento, desde el máximo respeto y convencimiento de que cada uno con el surf y su vida hace y puede hacer lo que le plazca.

Partiendo de esta base... ¿qué coño fue de los bares?

Cuando yo tenía edad de universitario y quería hablar con mis amigos/as, escogíamos un bar guapo, quedábamos a una hora, y nos pasábamos el tiempo que hiciera falta destripando el mundo y a otros colegas entre cerveza y cerveza. Estaba bien. ¿En qué momento ese punto de encuentro ha pasado a ser la trayectoria de una ola?

Y es que cada vez más, en determinadas playas, te encuentras gente que va a hacer surf como quien va a pasar el día al campo. Y demasiado a menudo esos grupos se ponen a flotar en mitad del pico, tres o cuatro, sentados, hablando y sin siquiera mirar las olas. Y cuando viene alguien en la pared ni se inmutan, oiga. Mientras te obligan a dejarte la espalda en el slalom, te miran pasar como pensando... “¡Vaya! Un tipo haciendo surf...¿Qué estará haciendo aquí?” No penséis que se esfuerzan mucho en apartarse, no.




Ejemplo del día de autos, ni caso al de la ola, es que ni le miran, pá qué...


La Rotonda de Montgat tuvo la culpa... Es bonito, tanto buen rollo, tanta amistad.... El otro día, el último que hubo olas, cuando salí del agua a eso de las 11, tenía un chaval aparcado al lado, con una tabla que denotaba su inexperiencia. No por lo cutre, porque era bastante aparente, sino por las medidas: nadie en su sano juicio se compra una 8’6’’ o un 8’4”, que es lo que debía ser aquello, si no es para aprender o cuando ya controlas muchísimo. Mientras me cambiaba, se puso a hablar por teléfono:

-“XXXX, estamos en Sitges. Hace muy buen día, aunque ésto parece la Isla Fantasía. Vénte, mujer, que hay mucha gente conocida. Y hay mucha gente haciendo surf”.

Mucha gente haciendo surf, sniffff... Supongo que la tal XXXX (reconocí el nombre, que correspondía –o podía corresponder, que habrá más- a una ínclita representante del mundodeyupismo surfero barcelonés, pero soy discreto) debía llegar al rato con la tabla, la nevera, las palas y la sombrilla, cuando menos....




Tira, tranqui, que hay olas para todos...




Varias horas después, a las 19,30 volví para allá. Casualmente, aparqué en el sitio exacto de la mañana, y allí estaba aún el chaval de la 8’6”. O la 8’4”. Aunque por la mañana no habíamos hablado, le saludé educadamente y le pregunté que cómo es que aún estaba allí. Me contó que habían pasado el día, que se había metido tres baños... y que “yo que sabía de esto” si le podía decir qué diferencia había entre poner la quilla más adelante o más atrás. Yo le iba a decir que con esa tabla ninguna, pero se lo conté didácticamente hasta dónde llegan mis conocimientos longboarderos.

Al menos iba con single fin -lo cual siempre es signo de buen gusto y distinción- y al menos se esforzaba en preguntar, pero no eja de ser un ejemplo obvio de los Mundos de Yupi surf que nos invaden. Cuando llegó a su casa, ya oscuro, ¿qué debió contar a la familia?, ¿que había pasado un gran día de surf? ¿o qué había pasado un gran día de playa en que aparte de tomar el sol, jugar a palas y la cervecita con los amigos, pues había aprovechado un rato para hacer surf? No es exactamente lo mismo. ¿Seguirá haciendo surf dentro de un año? ¿Seguirán haciéndolo los 2000 como él que “surfean” porque está de moda? ¿Cuántos de ellos se engancharán, querrán aprender y se pasarán también el día allí en Enero, a ocho grados?





Esta foto no ejemplifica gran cosa, pero es curiosa... Y que alguien lleve una tabla como la del aire en esas olas también...


No quiero comparar, porque antes éramos muchísimos menos, pero en días así recuerdo mis principios, preguntando, sentado flotando al final de la preferencia mirando como pillaban los que sabían (aunque ahora me doy cuenta de que no sabían tanto...) para ver cómo se hacía, esperando mi turno. Ahora da lo mismo, aprender o no es lo de menos, lo que importa es quedar con los colegas para echar unas risas. Y si encimas pillas alguna que otra olilla, pues mira, todo eso que ganas y ya "has echado" la mañana...

En fin, no todo lo que os trae el medio metro es cómodo y agradable. Mientras no podamos huir de aquí, éste es nuestro futuro mediterráneo, lo que nos espera en el entorno de una gran ciudad, el mundo del Surfin’ Gallo.

¡Qué vuelvan los bares!

Nota final: supongo que habrá gente que no compartirá este post, o al que le parecerá políticamente incorrecto quejarse de lo que en él se cuenta. No pasa nada, no es más que un reflejo real de lo que es el surf hoy en el entorno de Barcelona. Además, no es más que una opinión personal, la mía. Y ésto es un blog personal, el mío. Aunque después de un debate que hubo en otro lugar en referencia a algunos comentarios míos de hace un par de posts sobre gente que lo rema todo, quisiera dejar bien claro que esto no es más que una reflexión y el resultado de una observación, que no afecta a mi comportamiento en el agua, que seguiré sin discutir con nadie, respetando el derecho de todos a hacer lo que les dé la gana con sus tablas y, de vez en cuando, explicándole a alguno de esos que reman con la tabla apuntando al cielo que la cosa no es así, que se ponga un poco más hacia adelante...

No, por si acaso... Ah, y me perdonen si parezco un viejo cascarrabias, ya lo he advertido al principio.

*fotos tomadas prestadas de la web www.thebigkahuna.es

lunes, 8 de septiembre de 2008

UNA LÁGRIMA CAYÓ EN LA ARENA



Jubilado, en espera de su lugar definitivo para el merecido descanso.

Y es que el sábado mismo del que hablábamos en el post anterior, pero por la tarde, en cuanto salí del agua, ya de noche, tras una preciosa puesta de sol que actuó de adecuado escenario, dije adiós definitivamente a un viejo amigo. Un viejo amigo al que conocí por primera vez en la Avenida de la Reina Victoria, en Biarritz, en Agosto de 2001. Un amigo que me ha aguantado enfados y buenos ratos, caídas ridículas, wipe outs dolorosos y hang fives más o menos memorables –de hecho, con él aprendí de una vez por todas a hacerlos-. Que sólo se ha quejado una vez, en Le Cenitz, cuando de puro cansancio se le levantó la piel del nose sin siquiera haber sufrido un golpe y hubo que repararlo a lo cafre, sin poder respetar el diseño original. Un Robert August 9'2" modelo Saber de los de antes, de los que aún tenían round pintail (los de ahora vienen con diamond tail, influencia de Joel Tudor). El único tablón del que no pienso deshacerme nunca, aunque ya esté muy hecho polvo (en las fotos no se nota pero se está deslaminando y tiene más agua dentro que el Canal Olímpico de al lado de mi casa) y apenas sirva para colgar en la pared y recordar aquellos momentos, como el del temporal mítico del 11 del 11 del 2001, cuando en un pie de foto de la revista 360 le llamaron “un Cadillac del 70”, supongo que por ser el único tablón en aquel día enorme del espigón del Masnou, entre tantas tablas cortas y los pinchos de los hermanos Cerutti. Así que quería despedirme de él como merece, gráfica, públicamente y con gratitud, como es menester con alguien con el que se ha viajado por muchas y diversas olas y se han compartido tantas cosas. El domingo por la mañana lo puse al sol, saqué una cerveza, me la bebí mirándolo y a su salud y en cuanto la parafina estuvo en su punto se la quité toda y lo dejé desnudo y todo lo limpio que pude. A ver si ahora encuentro donde colgarlo, que eso sí lo tienen los tablones, el tamaño.Ah, y aunque mi amigo Josep dice que ya lo he jubilado cinco o seis veces, esta es la definitiva; no volverá a ver agua hasta que yo también me jubile y, si me han aguantado hasta entonces las rodillas, sufra un ataque de nostalgia.

Un abrazo y gracias, amigo.


En el Festival de Salinas 2003.


En el espigón del Masnou, durante el maretón del 2001: la única vez que lo he calzado con las tres quillas.


En el Cementerio, su habitat natural, cuando su dueño aún no había aprendido a hacer el primer giro pivotando y desperdiciaba olas como esta por entrar tarde a la pared.


En otra edición de Salinas.


En la Bretaña en 2003, antes de romperse la nariz

domingo, 7 de septiembre de 2008

UN BUEN FINAL DE VERANO


Josep en el bottom y la vista de Aiguadolç que nunca sale en las fotos.


La ley del mar: el longboarder de pie y la tabla corta a sus pies... :0)

David Kahuna, 56 años no son nada.

Aquí estoy, dándome la bienvenida a mí mismo después de cinco semanas de vacaciones que habrán Vdes. notado –o no- por la parálisis mediometrista. Como este blog va de surf en el Mediterráneo –y en el Mediterráneo de al lado de casa, para ser más concretos-, y además ya hice una excepción con el viaje a Salinas obviaremos el hecho sin importancia de que de 15 días en Francia haya podido entrar al agua 14 con sol y mar ordenado entre un cuarto y un metro y pasaremos a dar cuenta de la mejor manera de afrontar la crisis prelaboral que ataca al final de las vacaciones.
Que no es otra que llegar el viernes noche sobre las 10 y encontrarte al día siguiente uno de tus picos locales favoritos funcionando a su pleno rendimiento –a su pleno rendimiento estival, que tampoco es tanto, no vayan a creer-. Así que allí que me fui, al agua de Sitges desde las 7,50 hasta las 11 y luego repetición con los restos de la tarde, a contrastar el dicho ése de que no hay nada como hacer surf en casa. Pues es mentira. Hombre, es cómodo por muchas cosas, pero debe ser cierto cuando las olas de tu casa pueden compararse con las de otros lugares. Y como no es el caso... Aunque te lo pasas bien. El hecho que si constatamos una vez más es que hacer surf aquí es más cansado que en mares de olas: si normalmente, estando bien posicionado, basta con tres o cuatro remadas para hacerse con la ola, ésto, especialmente las playas al sur de Barcelona, es el paraíso de la remada inútil y de la ola que exige 25 brazadas al sprint antes de hacerte el favor de permitirte un poco de tracción. Pero bien, lo sobrellevamos, entre canchondeos del que contempla las remadas y pensamientos de que así al menos ahorramos pasta de gimnasio para tener hombros y brazos en forma.

Además, ayer tenía un juguetito nuevo a probar, la cámara digital acuática Digital Hero III, adquirida en Biarritz como excusa para gastar algo de dinero y vencer así la tentación de incorporar un Robert August 9’ Dodger Kremel Model al quiver. Tal y como me contaron, requiere un poco de práctica, ya que apuntas básicamente a ojo. Además, como imagino que lleva una configuración de lectura de luz para condiciones éstandar –no se puede modificar- suponía (y suponía bien) que tendría serios problemas con los contraluces. Aún así, salieron algunas fotos dignas, aunque está claro que tengo que apuntar más bajo. Por cierto, por si alguien tiene la tentación de probarla, confirmo que no molesta nada para surfear. Eso sí, el rato que estás pendiente de las fotos, no sólo surfeas menos, sino que tienes la posibilidad seria de comer más de una serie. Doy fe, desgraciadamente. Bien, ilustran esta entrada (todas al principio porque no sé qué problema hay con blogger que no me deja cambaiarlas de lugar...) algunas de esas fotos tomadas durante la sesión de ayer por la mañana, en la que lo único que sobró fueron un par de esos tabloneros que llevan tablón por el único motivo de que es más grande que una tabla corta, pero luego –aparte de remarlo todo y cogerlo casi todo- no saben qué hacer con él. Señores, el longboard merece un respeto, no es sólo un cacho grande de poliester –o epoxy o eps-. Y ese respeto se le demuestra intentando usarlo para lo que se debe usar: las maniobras y los giros propios del long. No para joder la mañana (o la marrana) a los demás. En fin, debería estar acostumbrado, pero es un tema que me sigue pudiendo, en parte culpa del tipo de olas que tenemos y del hecho de que el surf, para muchos, no sea más que un pasatiempo como otro.

Por cierto, sobre el tema epoxy, eps, etc. tuve la suerte de recibir en Anglet una lección magistral de Alain Minvielle (http://www.surfboard-minvielle.com/), shaper de Antoine Delpero (subcampeón mundial de longboard 2008) y de Damien Castera. Otro día la cuento, o lo comento en cualquier otro blog o foro cuando salga el tema epoxy vs. poliester.
Y con su permiso, voy a empezar a deprimirme, que hoy ya no queda nada y mañana vuelvo a trabajar.