Visto lo cual, se decidió que, como es buen chaval y esforzado tablonero, la cercanía cada vez mayor a la punta de la tabla -en lo que él llamaba "aproximaciones al nose"- y el mérito del intento continuado eran suficiente rédito como para no dejar los intentos en simple y vulgarizado noseriding; y así quedó bautizado el quasi-hang five. Consistente, como fácilmente habrán colegido, en estar a punto de hacer un hang five pero no avanzar esos centímetros definitivos por temor a la quasi-segura clavada de punta y consiguiente caída tonta para regocijo de los siempre crueles amigos presentes en el pico.
Claro está -no sobra recordarlo- que en los sesenta, en la época de los pioneros, el noseriding simplón -a medio metro de la punta- era una de las maniobras reina y sus practicantes eran agasajados y admirados por ella. Pero ya no estamos en los sesenta, como bien sabe Bob Dylan, y dado que los tiempos y los materiales adelantan que es una barbaridad, hoy en día no eres nadie en esto de la tabla larga si no sólo no dejas los deditos colgando del todo sino que además lo adornas mediante una patada tipo pollo de cigüeña karateka (como Beau Young) o gesto similar.
Pero como las olas de aquí son las que son –que el mediometrismo mediterráneo no va a tener sólo cosas buenas- resulta que muy a menudo no les sale de la espuma tener la forma adecuada o el agarre suficiente para aguantar bien el peso en la punta del tablón, con lo cual el quasi-hang five se ha convertido en una de las maniobras estelares (50% por incapacidad nuestra – 50% por falta de nivel de las olas) del mundo tablonero local. Todos lo practicamos con delectación; y el tablonero que lo niegue, miente bellaquilmente. A menos que se refiera a que ni siquiera se mueve del centro del tablón, que de esos haberlos hay y en abundancia.
A efectos gráficos, acompaño tres magníficos ejemplos de como NO se llega a la punta aunque intentes disimular, perpetrados en primera persona y para mi verguenza inmortalizados durante el último campeonato de longboard de Sitges. Y luego me pregunto que cómo no llegué ni a semifinales... :0) La que aparece debajo de estas líneas es especialmente patética en su mindundez e indefinición...
Otro día estudiaremos la “variable Luca Cerutti” -a medio camino entre el quasi-hang five y el antiguo cheater five californiano-, consistente en agacharse a media tabla y, aprovechando que uno mide 1’93, estirar la pata hacia delante y asegurar que estás noserideando. En cuanto encuentre una foto la documento para la posteridad, que merece la pena.
Y, lo dicho, en cuanto vuelvan las olas, volverán las oscuras golondrinas en su balcón los huevos a posar y las fotos de cosecha propia las acompañarán.