(Y me perdonen parafrasear la horterada de "Verano azul"...)

Bueno, esto se nos va acabando...
Imagino que los primeros síntomas del envejecimiento previo a la decadencia y muerte de un blog es cuando su autor, después de varios ratos libres, se da cuenta de que no ha utilizado ninguno para actualizarlo.
Y es que al final el surf, como las bicicletas, será para el verano.
Cada año me pasa igual: En verano surfeo mucho y a gusto, y después de las vacaciones me queda un ingenuo poso dentro que hace que en los primeros meses postveraniegos me sienta “más surfer”. Hay ganas de hablar, de leer cosas, te crees que todo el año va a ser igual y que vives en un sitio en el que durante todo el año podràs considerarte a tí mismo surfer...
Pero luego va llegando el trabajo, la oscuridad temprana sumada al horario laboral, las obligaciones, el frío, las semanas enteras sin una sola ola rotas sólo por días esporádicos de tan poca calidad que si nos metemos es sólo acuciados por el síndrome de abstinencia... Y claro, te vas poniendo a hacer otras cosas, refuerzas tus otras aficiones, poco a poco empiezas a descuidar las previsiones y llega algún día, sorprendentemente, en que casi has perdido la fe y parece –sólo parece- que te da igual si hay olas o no.

Hasta que llega la primavera, vuelven a alargarse los días, apetecen las escapadas de fin de semana, suben las temperaturas y, poco a poco, volvemos a sentirnos surfers. Aunque para entonces yo ya no estaré aquí. Bueno, yo sí, espero, me refiero a un yo entendido como autor de este blog, que no estuvo mal mientras duró. Prometo haberme esforzado en seguir con él, pero en realidad, como muchos amigos míos saben, nunca me gustó mucho hablar de surf. Aunque gente como Niegà y otros blogueros del sector a veces me hacen pensar lo contrario, lo considero un tema que se agota fácilmente y que da demasiadas vueltas sobre sí mismo. Es una opinión, puedo estar equivocado. Excepto en su vertiente paralela cultural. Pero ya se sabe, en cuanto hablas de cultura surf por aquí, siempre viene después aquello lo de “flipado” y lo de que si hablamos de eso es porque no tenemos olas. Con lo cual, en fin, como decía mi padre, vale más quedar callado.

Por otro lado, no iba a ser diferente con esto, y siendo yo una persona que habitualmente me acabo cansando de los proyectos que empiezo, era obvio que este tenía fecha de caducidad. Sin ese rasgo de mi personalidad, probablemente habría llegado más lejos en la vida. Pero cada uno es como nace, aunque algunas cosas logremos mejorarlas.
Así que vamos a ir preparando la senda de la despedida, esperando que haya servido para que la escena surf local se conozca un poco más. O al menos un poco mejor.
No cierro aún el chiringuito, sólo entorno la persiana, no se me vayan todavía. Es que estoy esperando la publicación de algo que me gustaría comentar aquí, que ya va con retraso y que preveo para este mes de enero.
(Fotos de Norman Perdigó, Josep Casas y Joan Funkysurfing, por orden descendente)